Poco queda de la archiconocida dieta mediterránea, esa que se vanagloria de ser la más variada, rica y equilibrada a lo largo y ancho del mundo. Las continuas fusiones culinarias que se han ido haciendo merced a la mezcla cultural en la que vivimos constantemente, han enriquecido o empobrecido muchas de las dietas más conocidas. Sin embargo, aunque muchos platos se hayan visto afectados, en algunos casos para mejorar y en otros para perderse en un laberinto de sabores en los que lo menos importante es el valor nutricional, algunos de los pilares de la dieta mediterránea permanecen. Uno de ellos, es el aceite de oliva virgen extra o no tan extra que sigue ejerciendo de embajador de la dieta mediterránea saludable por excelencia.
Lo mejor de la dieta mediterránea es su variedad de productos procedentes de la tierra. Hortalizas y verduras de todo tipo, con una excelente calidad y mejores propiedades nutricionales que cada vez, se cotizan más caros, sientan las bases de una alimentación equilibrada que, todavía prevalece en gran medida, a pesar de las citadas fusiones culturo gastronómicas a las que se someten.
Sin embargo, poco se pueden fusionar las materias primas por excelencia. Si bien gozamos de una cada vez más amplia variedad de tomates, lechugas o toda suerte de hortalizas, la mayoría tienen un largo linaje como sucede con el aceite de oliva. Aun contando con diversas variedades de aceituna, el AOVE nacional, se elabora con materia prima de la tierra, sin importaciones ni mezclas peculiares, para ofrecer un producto de primerísima calidad y con unas propiedades excelentes. Nada como entrar en una almazara para encontrar productos como Oiltopia, un aceite premium que según sus creadores, es la evolución del aceite de oliva, tanto a nivel de producción como de elaboración, sostenibilidad y respeto al medio ambiente. Gracias a este tipo de aceites podemos aprovechar y disfrutar las propiedades de este manjar, esencia de la dieta mediterránea.
El aceite de oliva y su obtención
Si existe una grasa aceptada como producto saludable, esta es la que procede del aceite de oliva. Mientras que las grasas saturadas como la manteca de cerdo, la mantequilla o el aceite de coco, están siempre en el punto de mira, el AOVE, se erige como rey de la cultura gastronómica española, no solo por su sabor y pureza, también por su alto valor nutricional.
Los beneficios de incluir este producto en la dieta son numerosos y van desde constituir la principal fuente de grasas en la dieta, hasta formar parte de una rutina que ayude a mantener en condiciones óptimas el corazón. Si el organismos se tratara como una máquina (algo que hacemos de mil maneras poco saludables), el aceite de oliva sería el más adecuado para mantener en buen estado todas las bisagras y engranajes que lo componen.
Denominado por muchos como el oro líquido del mediterráneo, el aceite de oliva virgen extra, procede de la aceituna que, como todos sabemos es el fruto del olivo. Los olivos, son nativos de la cuenca mediterránea, de ahí que España sea uno de los mayores y mejores productores de aceitunas y por supuesto, aceite de oliva. Basta con echar una mirada a los campos y comprobar como el olivo los llena.
Para obtener el aceite de oliva, se realiza un prensado. El sabor del aceite que se obtiene como resultado de este proceso, depende de la variedad de aceituna y, por supuesto del país de origen del olivo. Es decir, no sabe igual una aceituna de Jaén que una de Sicilia, esto no quiere decir que uno sepa mejor que otro, el gusto es algo personal de cada uno. El sabor del AOVE puede ser suave, ligeramente amargo o picante, según la variedad del olivo.
El factor que determina el grado del aceite, es la técnica de procesamiento u obtención, pudiendo clasificarse en refinado o no refinado, en función de si el proceso de extracción se apoya en el uso de químicos o calor (refinado) o no (sin refinar). De esta manera se entiende que el AOVE es un aceite puro, no refinado y por lo tanto que no se ha visto envuelto en ningún tratamiento extra a lo largo de su proceso de elaboración.
Los aceites refinados son tratados con una finalidad concreta que no es otra que la de eliminar cualquier defecto que presente el producto. Tiene un color más indeterminado y un sabor más suave, lo que no sucede en el caso de tratarse de AOVE, cuyas propiedades organolépticas y nutricionales se mantienen intactas.
Obtener aceite de oliva es algo sencillo: se elabora mediante un proceso natural a partir de la primera prensa de las aceitunas u olivas. Durante todo este proceso de elaboración no se utiliza calor ni aditivos, de tal manera que se protejan los beneficios de sus compuestos vegetales, conocidos como polifenoles. Al tratarse de aceites de mayor pureza, poseen un valor nutricional más alto, lo que infiere directamente en su precio, igualmente más elevado. El sabor es más fuerte, su color más oscuro y sus propiedades, únicas para la salud.
Las bondades del AOVE
Ya sabemos un poquito más sobre porque el AOVE es AOVE, ahora, veamos porque tiene esa reputación de ser el aceite más saludable y esencial dentro de toda dieta mediterránea que se precie. Como decimos, se trata del aceite más puro que podemos encontrar en el mercado. Esto se debe a que se obtiene de forma directa de la aceituna, sin utilizar calor ni aditivos, por lo que mantiene intactas sus propiedades y los incontables beneficios que ofrece a nivel de salud. Beneficios que se basan en la evidencia científica sea dicho ya de paso.
Dentro de esos beneficios, encontramos que se trata de una fuente rica de polifenoles, antioxidantes y grasas saludables. Gracias a no haber sufrido un proceso de refinamiento durante su proceso de elaboración, se mantienen intactos sus nutrientes y sus propiedades antioxidantes. Contiene más de treinta tipos diferentes de compuestos antioxidantes que benefician a la salud combatiendo las enfermedades que dañan las células y el proceso de envejecimiento, sumándose a ello las propiedades neuroprotectoras, antiinflamatorias y antimicrobianas.
Así mismo, las grasas que componen el aceite de oliva virgen extra, combaten las enfermedades cardiovasculares, las grasas monoinsaturadas reducen la presión arterial y los niveles de colesterol en sangre. A la hora de proteger el corazón, el aceite de oliva es un indiscutible aliado. Un dato curioso es que aquellas regiones que todavía cumplen con la dieta mediterránea tradicional, tienen una tasa de muerte por enfermedad cardiovascular inferior al resto. Se aconsejan dos cucharadas de aceite de oliva al día para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
El aceite de oliva virgen extra, contiene sustancias que ayudan a reducir el riesgo de padecer cáncer. La comunidad científica coincide en que la alimentación natural juega un papel de vital importancia a la hora de recudir el riesgo de padecer algún tipo de cáncer entre otras muchas patologías.
Aunque pueda resultar paradójico e incluso contradictorio, una ingesta moderada de aceite de oliva virgen extra, ayuda a perder peso de forma saludable. Una de las enfermedades que más daño causan en la sociedad es la obesidad, tanto a nivel de salud físico como mental. Una dieta saludable en la que se incluya una ingesta adecuada de aceite de oliva, favorece la pérdida de peso. No hay que olvidar que el aceite de oliva es un alimento muy calórico, ronda las novecientas calorías por cien mililitros, con lo que hay que medir muy bien las cantidades. Peros estas calorías son saludables, lo que se traduce en beneficios si se reemplaza otro tipo de grasa por la del aceite de oliva virgen extra. Mantiene equilibrados los niveles de azúcar en la sangre, evitando la aparición de diabetes.
Su aporte nutricional añade valor a los platos. Los antioxidantes que contienen, resisten las altas temperaturas, propiciando que se absorban por los alimentos que se cocinan con él. De tal manera, permite que los alimentos mantengan intactas sus propiedades nutricionales que, por lo general, se pierden al ser cocinados. Cocinar los vegetales como el tomate, la berenjena o la calabaza con aceite de oliva virgen extra, permite que se incremente su contenido en antioxidantes, haciendo que las comidas tengan mayor beneficio para la salud, al tiempo que se mejoran sus sabores y texturas.
Ha quedado demostrado que el aceite de oliva ayuda al sistema inmunológico. Los nutrientes que posee ayudan a reducir todo tipo de bacterias poco saludables para el organismos, algunas de las cuales son resistentes a los antibióticos. Las propiedades antibacterianas que posee el AOVE, ayuda a evitar la proliferación de enfermedades bacterianas y contribuyen a un mantenimiento de la salud general. Contar con un buen sistema inmune evita que se cojan resfriados o se padezcan enfermedades y patologías de toda índole.
Propiedades antiinflamatorias para combatir el dolor y un apoyo para la microbiota intestinal, son otras de las muchas propiedades buenas para la salud que ofrece el aceite de oliva virgen extra. Como se puede comprobar, el aceite de oliva es un alimento capaz de aportar lo necesario a cualquier parte del organismo para que este, goce de una buena salud. Razón indiscutible que lo convierte en la esencia de la dieta mediterránea.