¿Tenemos un problema demográfico en España? Seguro que habéis escuchado en alguna ocasión un debate similar en la televisión, en algunas tertulias llevadas a cabo entre personas que son de vuestro entorno o en diferentes conferencias o discursos. Claro que tenemos un problema demográfico. Y se llama pirámide invertida. Tener hijos e hijas es cada vez más complicado como consecuencia del decrecimiento de la calidad de vida ocasionado después de la crisis de 2007 y, por tanto, la sociedad en su conjunto va envejeciendo de una manera paulatina sin descanso. Y es evidente que eso va a tener una influencia más negativa que positiva en la sociedad del mañana.
El número de personas que están jubiladas en España se ha disparado. Y eso está trayendo consigo un problema en materia económica, como muchos políticos ya se han encargado de decir. Pagar las pensiones es cada día más difícil y eso ha intentado ser corregido con el retraso de la edad de jubilación desde los 65 años hasta los 67. Ni que decir tiene que, con esta medida, no se va a resolver el problema de base que tenemos en la sociedad: que no tenemos una determinada calidad de vida como para tener descendencia. Y, sin relevo generacional, estamos perdidos.
La gráfica que compartimos con vosotros y vosotras en el enlace que os ponemos en este párrafo es muy ilustrativa. Proviene de un sitio web tan reputado como lo es Statista y mide la cantidad de personas de más de 65 años que ha habido en España entre 2010 y 2022. Si en el primero de esos años había 7’81 millones de personas dentro de ese rango de edad, en el año 2022 esa cifra ya había alcanzado los 9’54 millones. Se trata de un crecimiento bastante elevado en un plazo de tiempo no tan largo. Y ojo, porque la tendencia continúa al alza.
También el diario El Mundo se ha hecho eco de un problema social de tanta dimensión como el del envejecimiento de la población. En una noticia publicada durante el año pasado, este medio aseguraba que los mayores de 65 años habían superado por primera vez el 20% de la población. Estamos hablando de una cifra preocupante y que, desde luego, muestra que la sociedad está cada vez más envejecida. Ojo, con esto no queremos decir que no deseamos que la gente viva muchos años ni mucho menos. Es la falta de ese relevo, de esos nuevos nacimientos, lo que nos pone nerviosos.
Todo lo que venimos comentando hasta ahora no quiere decir que no tengamos que cuidar de los mayores y que no tengamos que ofrecerles los mejores servicios para intentar que tengan una vida digna. ¡Faltaría más! A medida que crece la edad media de la población española, también lo hace la inversión en productos que son fabricados especialmente para el cuidado de este tipo de personas. Camas articuladas, pastilleros, elevadores para inodoros, sillas inodoro, sillas para la ducha o grúa para transferencia de personas son algunos de los ejemplos que mejor lo ponen de manifiesto. De hecho, hemos hablado con Cuidaria, una empresa de alquiler de grúas para enfermos y mayores, y nos comentan que su facturación indica que la demanda de todos esos productos ha crecido en al menos un 10% en la última década.
Residencias y personas especializadas en el cuidado de mayores, más necesarios que nunca
La composición de la sociedad actual y su demografía hacen más necesaria que nunca la presencia en nuestros días de lugares como las residencias de ancianos y personas que tengan experiencia o deseen tenerla en el campo del cuidado de gente mayor. Este es un sector que tiene salidas y que va a seguir teniendo todavía más de cara a los años que están por venir.
Lo que hemos comentado en el párrafo anterior es una situación que no sólo se circunscribe al territorio español. Casi toda la Unión Europea está metida en un caso como ese y no cabe la menor duda de que países como Alemania, Francia, el Reino Unido o los escandinavos, por muy elevados que sean sus salarios mínimos, tienen los mismos problemas en lo que tiene que ver con sus calidades de vida, lo cual está haciendo que decrezca la natalidad de una manera general en todos los países desarrollados del Viejo Continente.
La sociedad tiene que seguir trabajando en varios sentidos. Por un lado, hay que hacer posible que la gente joven tenga opciones y una calidad de vida suficiente como para tener descendencia. Al mismo tiempo, debemos promover el cuidado de los más mayores porque, aunque vivamos en una sociedad envejecida, las personas mayores tienen todo el derecho del mundo a vivir la máxima cantidad de tiempo posible y con una cierta comodidad. No sería justo que apostáramos por lo contrario y que no tuviéramos en cuenta las necesidades de este tipo de personas.