Limpiar los cristales de nuestra casa puede convertirse en una tarea pesada y engorrosa. Sin embargo, si seguimos unos simples consejos que nos proporciona la empresa Cristafiel, lograremos mantener ventanas, puertas y mesas de cristal brillantes y relucientes sin demasiado esfuerzo.
Hazte con el material adecuado
En primer lugar, tienes que saber cuáles son los materiales adecuados para mantener el correcto estado de tus cristales. Lo primero que vas a necesitar es un barreño o recipiente similar, un producto de limpieza (limpiacristales, amoníaco, jabón neutro, líquido lavavajillas o incluso vinagre), un estropajo o esponja suave y bayetas o trapos.
De la misma manera, puede resultar muy útil el papel de periódico o de filtro de café. El agua que emplearemos para limpiar no debe estar fría pero tampoco muy caliente, lo mejor es una temperatura tibia o templada.
¿Cuándo limpiar?
Trata de evitar las horas de sol o calor. La luz solar genera reflejos y brillos que impiden ver con claridad si hay manchas o no en el cristal. Además, si hace mucho calor, la mezcla con la que vas a limpiar se evaporará más rápido y su eficacia limpiadora será menor. Aprovecha los días nublados, aquellos en los que no se prevea lluvia, ya que, si no, la limpieza no servirá de nada.
Utiliza agua destilada
A la hora de limpiar una superficie de cristal, no solemos tener en cuenta el tipo de agua que vamos a utilizar. Por ello, aunque utilicemos limpiacristales convencionales, muchas veces descubrimos que al final quedan unas molestas marcas de agua.
La solución pasa por es evitar el uso de agua del grifo y empleo agua destilada. Este tipo de agua, al carecer de minerales que sí contiene la de grifo, no deja ningún rastro cuando se aplica sobre la superficie de cristal.
Limpia los cristales por habitaciones
Limpia en orden las ventanas. Esta es la forma de que trabajes con eficacia y no olvides limpiar alguno de los cristales, sobre todo si cuentas con un gran número de ventanas en la casa.
Controla el jabón
Utilizar jabón líquido facilita la eliminación de la suciedad que acumulan las superficies de cristal. Por el contrario, cuando no se tiene en cuenta las cantidades, el jabón forma una gran cantidad de espuma que deja el vidrio sucio.
Si lo que buscamos es abrillantar el cristal, la mejor opción es utilizar solo unas gotas de jabón. Cuanto menos utilicemos más limpia quedará la mesa.
Alcohol para las huellas dactilares
Para eliminar las huellas dactilares de los cristales, frótalos con un poco de agua mezclada con alcohol. Quedarán relucientes.
Utiliza patata o cebolla
Cuando los cristales están muy sucios puedes usar una patata o una cebolla. Corta el alimento por la mitad y frota con cuidado el cristal. Aclara la superficie bien con un poco de agua y vinagre y seca.
El vinagre, un gran aliado contra la suciedad en los cristales
Si alguno de los cristales está más opaco de lo habitual, mezcla una taza de vinagre con dos cucharadas de harina maicena. Revuelve bien y coloca la mezcla en un pulverizador. Rocía el cristal y limpia y seca.
Pasta de dientes
Aunque muchos no lo sepan, los dentífricos resultan muy útiles para dejar el cristal brillante y limpio. La clave es utilizar una pequeña cantidad y frotarla en movimientos circulares. Tras esparcir bien la pasta de dientes sobre la superficie a limpiar, se ablanda con un poco de agua y se pule con un paño.
Limpia los cristales paso a paso
Estos son los pasos que debes seguir para mantener tus cristales limpios y relucientes:
-Dispón una toalla o sábana viejas en el suelo para no mancharlos.
-Comienza siempre limpiando los marcos de las ventanas. Si lo haces al final, volverás a manchar el cristal.
-Haz la limpieza siempre de arriba a abajo. Así, conseguirás evitar que el agua chorree y queden gotas por donde ya has terminado de limpiar.
-Rocía el limpiacristales directamente o con un paño o esponja.
-Para lograr que no queden marcas en los cristales limpia el interior y el exterior con distintos movimientos: uno en vertical y el otro en horizontal.
-Seca el cristal con un trapo que no desprenda pelusas o con un papel de cocina.